Ala, ya pasó la campaña. Hoy día de reflexión (que nunca entendí), mañana a votar (los pocos que lo hacemos), y el lunes a comentar la jugada (si el fútbol lo permite) con los periódicos encima de la mesa y titulares en los que todos (o casi) dicen haber ganado -los que se han presentado, claro está-. Gane quien gane, aunque sea la democracia, algunos pensamos ya en una nueva oportunidad perdida. Tal y como recoge hoy en El Mundo Enric González, en esta campaña hemos podido aprender cosas que no conocíamos de los candidatos de PP y PSOE, pero de Europa y sus respectivas visiones para el futuro de sus ciudadanos, nada. De nuestro sector agroalimentario y de la defensa de sus intereses en Europa, nada de nada. 

Como bien dice Enric, “no ha quedado muy claro si el PP o el PSOE están o no por la creación de un núcleo de países que avancen en la integración, si proponen un reforzamiento de la Comisión a costa del Consejo o al revés, si creen necesario revisar las atribuciones del Banco Central o no, si creen que la política migratoria interna y externa requiere cambios”. Y es que, pensándolo bien, el objetivo de los políticos en campaña electoral es conseguir votos, y para eso hay que hablar de cosas cercanas a la gente, cosas que la sociedad entienda y que le afecten a diario. Ese es para mí el gran problema. Que Europa está todavía muy lejos de la mente de la gente. En España seguro, en el resto de países de la Unión Europea, parece que también.

Sin embargo, una vez más, un tema tan importante y cercano como nuestra alimentación, ha vuelto a pasar desapercibida. El 2º sector más importante de nuestra economía merece algo más que apariciones fugaces en programas de la Sexta para remover las vergüenzas (las pocas que hay) y nunca para lucir un sistema agroalimentario que nos permite, gracias al trabajo de muchos, disponer diariamente de una gran variedad de productos de grandísima calidad, absolutamente sanos, totalmente seguros, a precios razonables y a pocos metros de casa (cosa nada fácil). Y es que, como dice el refrán, nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena. Sólo cuando tenemos pepinos con e.coli o vacas locas nos damos cuenta de la importancia de lo que tenemos diariamente entre manos. Una pena. 

El Ministro Arias Cañete se va para Bruselas. Lidera la candidatura del Partido Popular a las elecciones europeas. Esas elecciones que el ex-presidente del parlamento Europeo José Borrell consideraba hace pocos días en la Asamblea General de ASEDAS como importantísimas para nuestro país, aunque siempre las hayamos considerado de segunda. Ese mismo día se conocía el nombre de la nueva Ministra de Agricultura. Toca hacer balance del trabajo del Ministro saliente. En Enero de 2012 publiqué en este mismo blog un post bajo el título "Cañete dixit" en el que recogí las ideas y promesas que lanzó en aquel momento previo a las elecciones y no siendo aún Ministro de Agricultura. Allí habló de que las prioridades serían trabajar para que la industria y las cooperativas agro-alimentarias mejoraran su competitividad, reequilibrar la cadena agroalimentaria y negociar una PAC buena para España con presupuesto suficiente. También hizo especial hincapié en otros temas como la famosa marca España, la política forestal, el adecuado aprovechamiento de los recursos y la necesidad de apostar por las energías renovables, en especial, la biomasa.

Caricatura de www.vizcarra.info

Hay que reconocer que las principales ideas que tenía cuando aún no era más que candidato a las elecciones generales en el equipo de Rajoy, las ha desarrollado finalmente como Ministro de Agricultura. La negociación de la PAC en Bruselas ha sido valorada ampliamente y, como siempre, hay opiniones para todos los gustos. En mi caso creo que, teniendo en cuenta la situación inicial, la PAC ha quedado bastante bien. Otra cosa es que se esté más o menos de acuerdo con los principios de la misma y su articulación en la actualidad, muy marcada por los planteamientos iniciales de la Comisión Europea (muchos de ellos cuestionables) donde apenas tenemos representantes españoles en los altos cargos.

Respecto al reequilibrio de la cadena agroalimentaria conviene destacar la Ley de Integración Cooperativa, cuyo éxito, tal y como ya comenté, depende de que los gobiernos autonómicos entiendan y quieran aplicar sus principios, y de que muchos gerentes de cooperativas entiendan que las integraciones o fusiones (si se hacen bien) puede terminar beneficiando a los socios, aunque sea en perjuicio propio. La Ley de la cadena agroalimentaria terminó por ser mucho menos de lo que se prometía inicialmente por parte del ex ministro. Ni fue la Ley de los agricultores, ni fue la Ley contra la distribución. Al final se aprobó una Ley con obligaciones y sanciones para todos los eslabones de la cadena. Por su parte, la industria agroalimentaria (salvo excepciones) parece haber soportado la crisis razonablemente bien gracias a haber sido capaz de incrementar las exportaciones. La norma del ibérico, el asunto de las aceiteras rellenables, la política pesquera común, etc. completan el resto de actuaciones. El resto de políticas anunciadas, sobre todo de carácter medioambiental, no han sido demasiado polémicas con excepción de la Ley de costas. Resulta además destacable el trabajo realizado en las diferentes cuencas hidrográficas en un tema tan sensible y complejo como el agua. Sin embargo, cabe decir que el apoyo a las renovables y, en concreto, a la biomasa, ha quedado en el limbo. Quizá la polémica del Ministro Soria con el sector eléctrico no ha permitido avanzar en este ámbito. En mi opinión, fue una promesa no demasiado calculada y finalmente no cumplida. En mi opinión, en el debe, he echado en falta una verdadera política para mejorar la estructura de costes del sector primario y su competitividad. A pesar de ello, al César lo que es del César. Nos guste más o nos guste menos el contenido de sus políticas, lo que prometió hacer, lo hizo casi sin excepción.